jueves, 20 de mayo de 2010

DESDE GINEBRA

BB,


Tenía días sin acceso estable a internet. Estamos de viaje hace una semana y media, Oscar en la asamblea mundial de la salud y yo acompañándolo ya que tengo a mi mamá en Lima por unos meses.

Aquí he tenido tiempo de caminar, pensar, ver los rostros de la gente, que dicen tantas cosas desde sus ojos... y descubro que se puede entender su lenguaje aunque el idioma sea otro. Es una vivencia extraña que no conocía. Hace años un amigo fotógrafo me contó que estaba recorriendo el mundo atrapando sentimientos comunes en la mirada de la gente de muy diversos lugares. Yo no era capaz de leer lo que decían las fotos, al menos no podía quitarme los estereotipos conocidos de rostro alegre, rostro triste, bravo, indiferente... Ahora veo un poco más adentro.

Salí hasta el río un rato, el agua es clara, se ven las piedras del fondo. Pensé todo lo que deben decir tus ojos a esta hora. Se me aguaron los míos, pero no puedo decir que fuera tristeza llana y común lo que sentía. Todo se mezcla: la rabia, el vacío, la dignidad, la incomprensión, el miedo, el valor, la desesperanza con la esperanza.

Yo no sabría atrapar los sentimientos en los ojos como mi amigo Ivar, el fotógrafo. Lo único que me atrevo a hacer hasta el fondo es escribir, dándole y dándole a las palabras hasta que logren retratar lo que se siente.

Entiendo necesario gritar y transmitir lo que significa para nosotras las mujeres cargar con una vida mutilada desde que se nos van arrancado impasiblemente a nuestros hijos. Tú lo haces a través del blog, de tus mensajes, de los programas radiales. Quisiera intentar poner tu historia en un libro, si es que eso pudiera ayudar a que se nos mire más adentro. Vamos a ver si logro empezar un boceto en los ratos que el dolor y la impotencia no paralizan.

En Ginebra es mediodía, suenan montones de campanas. El tiempo no para. Voy a escribir un poco, hay que hacer siempre algo que nos impulse a ser mejores.

Un beso a Tanya, a Luis y a ti.

Patricia

Sólo el amor convierte en milagro el barro.

José Martí

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