DE UN HIJO... DESDE PIURA, PERU

Estimada señora Bebeka:


Antes que incluso presentarme quiero ofrecerle mis condolencias sinceras y plenas por los dificiles momentos que le acontecen. El día que mi padre nos trajo la noticia, me tocó en el corazón un pesar que ha sido compartido también por mi madre y hermano.

Mi nombre es Víctor Beingolea. Tuve la dicha de conocerle a usted y a su señor esposo, en el viaje que hizo de retorno a su país, del cual, mi papá tambien formó parte recogiéndome en Trujillo y de esa forma pasar en familia las fiestas en Piura. Toda una experiencia grata y anecdótica.

El día de hoy he leido un mail que envía mi padre sobre un escrito de usted. En el mail, mi padre me invita a la reflexión y a la extracción de un mensaje de amor que hasta hace unos minutos, con su escrito, he podido re descubrir. Investigando un poco, pude dar con su blog y asi poder comunicarle mi sensación.

De a primer golpe, el dolor de una pérdida como la suya se siente a crueldad. Un conjunto de sensaciones que a hincónes baten el corazón y nos desgasta el alma a lágrimas que no cesan ni cesarán. De a segundo golpe, el dolor sigue ahi perenne, nada ha cambiado. De a tercer golpe, sigue igual.

Me podría cansar en tratar de buscar mas sensaciones, pero no las hay. Humildemente desde mi rol de hijo, puedo sentir mucho de su dolor, puedo sentir mucha de la crueldad. Pero para usted, como señora madre, sé que aquellos son mas profundos y hondos. He tenido la oportunidad de leer sobre aquellos, mas sólo puedo intentar ponerme en su piel e imaginármelo pues no alcanzo al estatus único al cual usted pertenece.

Por otro lado, existe algo en que sí puedo estar a la par con usted. Un sentimiento que lo adquirimos de muy chiquitos, algunos, y otros tal vez ya de grandes. El amor.

Es así como puedo identificar al amor como uno solo. Un sentimiento común. Ya sea cuando mi viejo me dice que vaya con cuidado y que, a pesar de mis 25 años de edad, continúa diciendome: "Vico, cuidado con la pista. Mira a los dos lados". O también cuando mi madre me dice que no hay problema que salga de fiesta, pero eso sí, que le diga dónde estoy. O cuando yo mismo le digo, paranoicamente, ambas cosas a mi hermano. O como cuando nos damos un beso entre todos, o un simple abrazo. El amor, señora Bebeka, es algo que sí puedo sentirlo al igual que usted.
Aquel amor por mi familia, me ayuda a entender su empuje y razón a que nada de lo que ha acontecido sea olvidado facilmente. Que no sea olvidado nunca. Ni de aqui a 20 ni a 40 ni a 80 años. Que esto sea una muestra clara de que el amor puede ir a través del espacio y del tiempo. Por lo menos del espacio ya lo esta ganando. Pues yo, desde mi lejanía, la puedo leer y de alguna manera mostrarle y compartir mi sentir.

Estima señora Bebeka, espero con mi testimonio haberle hecho llegar mi voluntad para con su causa. Desde Trujillo le envio un abrazo de alma para su familia, esposo y a usted. Ahora sí le dejo, pues es lunes y la vida los lunes es complicada. El mundo sigue en curso, y es inevitable enterarse de ello, asi nuestras almas esten desfalleciendo...

Atentamente y con cariño
Victor Manuel Beingolea Benites