Era el 19 de diciembre y yo iba
rumbo a Valencia para firmar los papeles de la compra del apartamento. Como a las 3 y 20 minutos mi hermana
“El Negro” me envía un mensaje para preguntarme sobre el alquiler de la casa de
la playa. Ella quería pasar navidad en la playa.
La vendedora tardaba en llegar así
que me fui hasta un local cercano a tomar un café. De repente una mariposa
grande empezó a revolotear cerca de mí, me dio la vuelta y se acercó hasta un
vigilante que estaba parado en el portón.
Le dije: -debe ser una mariposa
hembra, dice el refrán que cuando una mariposa lo rodea a uno es porque alguien
quiere verlo.
De regreso en la autopista como a
las 5 y 40 recibo la llamada. El Negro había muerto, una maldita la había matado.
Creí que el mundo se me había derrumbado, sentí que me habían mutilado, que una
parte de mi me la habían arrancado sin piedad, sentí que habían vaciado mi
cuerpo. Me vaciaron, eso pensé.
Era diciembre. Contrastaba mi
tristeza con la algarabía de la gente en las calles, las luces, los adornos. Las
gaitas, los fuegos artificiales y todo ese bullicio que me parecía una bofetada
en pleno rostro, en el alma, en las caritas desconcertadas y llorosas de mis
dos sobrinas que ahora se quedaban sin su madre. Que injusta es la vida!
Después de algún tiempo asesinan
a mi hijo. Febrero.
Cuando apenas enderezaba mi
espalda otro 19, ahora de enero a un poco menos de las 6 de la tarde me llaman
para decirme que había muerto mi madre. Todos los gritos se quedaron encerrados
en mi pecho. Ya no lloro, sentía que dentro de mi cabeza solo había humo,
estaba hueca de ideas, se me habían vencido las lamentaciones, estaba
colapsada, demasiado arrecha con la vida, con el mundo y con Dios.
Episodios tan doloros que nos marcan como a
las reses, no solo en la piel, en la memoria, en la conciencia y en el alma; para toda la vida.
He realizado todos los ejercicios
que recomiendan para los lutos… he leído lo que ha llegado a mis manos de auto
ayuda. He hablado con evangélicos, católicos, brujos, santeros, agnósticos,
chamanes, psicólogos y psiquiatras en busca de una, UNA respuesta.
Sigo esperando entender el
significado de todo esto que me rodea, por qué y para qué.
Diciembre, enero y febrero. Tres fechas,
tres meses, tres amores en una sola tumba.