martes, 3 de agosto de 2010

HECTOR ALONSO LOPEZ

Un día siendo un niño vì como mi madre tenia entre sus brazos a uno de mis hermanos, morocho de otro hermano, el enfermo se llama Antonio Josè y el otro Josè Antonio. Le pregunté a mi madre¿ que tiene?, en esa época el mal mas común, por ignorancia y ausencia de posibilidades era llamarlo mal de ojo. El niño sufría convulsiones y parecía moribundo. Yo no tenia plena conciencia de aquello que veìa, pero sentía que nada bueno pasaba. Entre velas, rosarios y oraciones pasamos la noche. Al día siguiente, el niño volvió en si. Desde ese dìa soñé con poder tener un hijo como él. La vida no me lo dio, solo una niña.


Un día me entero de que ese morocho que puedo haberse ido para siempre, había tenido una aventura amorosa y que producto de ello nació un niño a quien le pusieron de nombre Antonio Josè. Pasaron años y solo yo escuchaba el murmullo o el secreto de la aventura amorosa y su producto. Ese niño hoy tiene 14 años. Mi hija me había hecho abuelo. Mis padres celebraron sus 64 años de vida matrimonial y nos reunimos todos en la casa, situada en una parte rural del estado Mérida donde viven mis padres. Era mucha la gente, sobrinos, nietos, hermanos, tíos, amigos. Mi nieta Victoria Valentina, hermosa, me hacia sentir un privilegiado del amor, porque con ella comprendí que la vida es una continuidad en la secuencia del crecimiento y desarrollo de la vida. Y que no hay edad para medirla. Estando en la fiesta, sentí que algo extraño pasaba, se alborotó la familia; salì a presenciar lo que pasaba y comienzo a comprender que la esposa de mi hermano el "morocho" Antonio Josè" había llegado a la fiesta con un hermoso regalo, traìa consigo a Antonio Josè, el niño de 14 años que no era su hijo, sino el fruto de una aventura amorosa y ella fue a la casa de la verdadera madre y le dijo no vengo a reclamarte nada, solo vengo a pedirte que me permitas llevar a Antonio Josè, a donde sus abuelos para que lo conozcan y sus tíos y sus primos. Esa lección tan hermosa me ha servido de mucho. No se cuanto mas pueda vivir, pero me hizo reflexionar sobre muchas cosas de la vida. Yo perdí al mejor amigo de mi vida. Y todos los días lo tengo presente y lo siento como si estuviera presente, porque el alimento que me dio fue tanto, que aun ha alcanzado para yo sonreír a la vida y ver muchas cosas hermosas que la vida tiene.

Cuando anoche me asome a mi computadora y vi tu ingreso, ni por nombre ni por apellido supuse quien eras. Y mayor "desconcierto" cuando la foto del perfil correspondía a un elegante, hermoso y atractivo joven. Lo comprendí todo. Por eso me adentre en tu página y escogí sin tu autorización una foto que se me hizo mas familiar para colocarla en el álbum de mis amigos. Confieso, no se que ha pasado, no conozco lo detalles de la penosa circunstancia, no puedo negarte, lo que en tus sentimientos se alberga. Tu solicitud de justicia terrenal es porque quieres demostrarle a tu hijo que sigues pendiente de él, porque ya Dios lo sabe todo y el sabrá porque lo quiso tener a su lado.

Te doy las gracias por haber llegado a mi lado. Me has animado en el medio de la desolación y la tristeza, que a veces, todo lo que ocurre condiciona nuestras vidas. Sientame como propio. Que yo solo quiero vivir para disfrutar que otros también vivan siendo felices y así todos podremos vivir como se debe vivir, aun con nuestras propias y crudas realidades. No olvidemos que los seres humanos somos circunstancias y como tales pasajeros. Disfruta a tu hijo, que seguro te dejó demasiadas cosas hermosas para que tu sigas viviendo como lo mereces y se que lo sabes hacer.

Un gran abrazo, permitame

ser tu amigo para siempre.

Hector Alonso Lòpez

1 comentario:

  1. Excelente mi gran amigo!! Son casos que parten el alma a cualquier ser humano y sobre todo a aquellas personas que tenemos la diche de ser madres!!

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