domingo, 11 de agosto de 2013

LOS PADRES TAMBIEN LLORAN

Arriba el rudo sol maracayero… Abajo sobre el polvo, los dolientes como en una fragua… La fragua del horror y el dolor. Son las 2 y 33 horas de la tarde del domingo 30 de junio, cuando tu última morada es definitivamente sellada. Antes, el sábado 29, según el santoral Día de San Pedro y San Pablo, a las 3 y 33, mucho antes del alba, llegó la llamada que ningún padre debería recibir: Que te habían matado rondando las 12 y 33 de la madrugada, al pie de unas pequeñas escaleras en alguna parte de la treintena de veredas que conforman el sector 3 de “Caña de Azúcar”, antes “urbanización”, hoy “zona de matanza”.

 A lo lejos, rodeando tu tumba en el camposanto, alcanzo a contar al menos 3 féretros más llevados sobre hombros de familias dolientes, moviéndose como las hormigas cuando llevan las hojitas que a veces cargan, siendo capaces de levantar 30 veces la mensura de su peso… Pero no son hojitas, son féretros, y las columnas vestidas de luto no son de hormigas, son de pueblo… El pueblo que un día tras otro, levanta y acarrea los féretros de sus hijos asesinados. En uno de ellos van los restos de otro hijo, asesinado igual que tu; lo se pues lo velaron en la capilla contigua a la tuya y también se que era de “Caña de Azúcar”.

 Ver tu cuerpo, exánime y torturado por la saña y la violencia, ensangrentado y lívido; aspirar el vaho de tu sangre, y de tu sudor, y de lágrimas de tu madre y de tus hermanos que te cubrían ya, para luego tomar entre mis manos tu rostro y besar tu frente ya helada por la pavorosa muerte, me hizo comprender que estaba ante el peor fracaso de mi vida…. Pero… ¿fracasé yo porque te mató un azote de barrio? Si, fracasé, porque no pude arrancarte de entre las garras del mundo de las drogas y del alcohol. Llegaste a cumplir 21 años, no fuiste “malandro”, si lo hubieses sido no te habrías dejado matar sin luchar por tu vida… No, tú suplicaste por ella; pero ellos te rodeaban y de ellos no pudiste escapar, salir de su retorcido y sombrío mundo, a pesar de todos los brazos de tus hermanos, familiares y amigos que junto con los míos se extendieron para desarraigar tu cuerpo, alma y espíritu y traerte nuevamente hacia la luz y hacia el calor del hogar.

Trataste tú también de salirte, yéndote lejos, tratándote de unir a algún cuerpo castrense para ser útil a ti y a tu país. Hacía poco, después de 3 intentos, lo lograste, pero el infernal cuerno del vicio, la droga y el alcohol, sonó más vibrante y por encima del clarín de la Patria. Hijo: Dejar que te asesinaran fue el peor fracaso de mi vida… Pero, hijo… ¿Fracasé yo porque te asesinaron? Si, fracasé porque a pesar de querer un cambio y participar junto a millones para tener otro modo de vivir y una sociedad mejor a la que tenemos, se impuso la trampa y la mentira, el oprobio y la mácula de la corrupción y el degredo en las instituciones del Estado.

Yo y millones más hemos permitido que usurpadores sigan arreando un gobierno títere del peor régimen de la historia Latinoamericana, como lo es el representado en los Castro de Cuba, responsables de mucha sangre derramada sobre nuestro suelo en décadas pasadas, y que aún, insólitamente, sigue derramándose en nombre de la “lucha de clases”… Pero ¿fracasé, pues te asesinaron hijo, por “pertenecer” a alguna “clase”?

 Yo vivo en un barrio, tú eras hijo del hijo que vive en un barrio… Tu sangre y la mía es del mismo color de aquellos llamados por los pusilánimes que nos des-gobiernan “oligarcas”… Entonces, si hijo, fracasé pues permití que te asesinaran, dejando que aquellos que aseguran que vamos “hacia la patria del hombre nuevo” presuman y obren como si realmente tienen la razón. Yo y millones hemos permitido que usurpadores sigan chupando de la teta del petróleo, que se presume su renta sea equitativamente dispuesta, según ellos mismos pregonan, para tener mayor educación, salud, vivienda, empleo, justicia y SEGURIDAD, entre otras cosas.

Yo y millones de “habitantes” de este país hemos permitido que aquellos dirigentes quienes dicen llamarse “oposición”, se sumen a la infernal comparsa en la que han convertido a nuestra nación, denunciando al sistema de cosas en todos los ámbitos de la vida nacional, en especial y últimamente, el electoral, para luego “anotarse” pidiéndonos que nos anotemos pensando y creyendo que somos un pueblo de pendejos. Y digo “habitantes” pues “Ciudadanos” nos ha quedado grande. “Mataron, y fracasaste por ello, pues no cuidaste más a tu hijo”, “¿Por qué no estuviste más pendiente de él?”, “¿Por qué tú, su madre y sus hermanos permitieron que anduviera tarde en la calle?”… Sentenciarán muchos. “¿Qué hacía su hijo tan tarde en la calle?”, espetó la autoridad allá junto a la morgue... ¡Carajo, tenía 21 años! ¡Era mayor de edad! ¡¿Por qué tenemos que dejar el país al garete de la delincuencia, pues las “autoridades” sugieren y recomiendan “guardar a sus hijos” temprano?!

¡¿Por qué auto imponernos un “toque de queda” perpetuo?! ¿Ese es el tipo de sociedad que tratan de vendernos desde hace 15 años? La sociedad en la cual un alto jerarca, representante de aquellos que presuntamente nos des-gobiernan, tiene las bolas de espetarnos si “queremos patria o papel toilette”…

¿Porqué no podemos tener las dos cosas? ¡Es una sonora bofetada al pueblo llano preguntarle si prefiere “tener Patria” a limpiarse el trasero! ¡Y HEMOS DEJADO QUE OCURRA Y HASTA CHISTES HACEMOS DE ELLO! Hijo: Dejar que te mataran fue el peor fracaso de mi vida… Pero ya NO MÁS! ¡NO MÁS BALAS! Estamos dejando morir a nuestros hijos tragados por el degredo en que han convertido a Venezuela y su sangre mancha nuestras manos. ¿Dejaremos que ello siga pasando impunemente? Ya los dolientes y deudos se comienzan a dispersar… Ya hace tiempo dejaron de escucharse las notas entonadas por tus hermanos y amigos de tu canción favorita, para despedirte, para sellar el compromiso de no olvidarte jamás.

Tu recuerdo vivirá siempre y para siempre dentro de nuestros corazones. Arriba, el rudo sol maracayero declina… Oscuras nubes sobre nosotros prometen lluvia que aplaque el polvo.

Por el sendero viene otro cortejo, otros sollozos inundan el ambiente… Otras lágrimas caen sobre la tierra… Otras cabezas gachas miran hacia las fosas y comienzan a rodearlas… Otro hijo, hija, padre, madre, hermano, hermana de alguien va a ser devuelto a la tierra que alguna vez entregó como naciente vida entre nuestras manos por gracia de Dios. Pero los sollozos, el dolor y las lágrimas de quienes llegan, son iguales al nuestro, porque somos lo mismo: Pueblo.

No hay clase social, ni credo, ni posición política, ni color de piel distinto en el dolor de perder a un hijo. El día que entendamos eso, el día que vayamos a la acción y sepultemos la indolencia, como hoy sepultamos a nuestros hijos en lugar de ellos a nosotros, entonces volveremos a ser nuevamente una Nación.

Mi hijo, Juan José Vicente León Rivas… vas hacia El Padre, en alas de ángeles

QUE TODOS SE CALLEN!! (DIARIO DE UNA AGONIA 96)

Me cuesta describir como me siento, la imagen de mi hijo esta presente a cada instante, a donde mire él esta, sonriéndome, mirándome… cada día desde que abro los ojos su recuerdo viene a mi, pido a Dios que me fortalezca para tener las fuerzas suficientes y levantarme otra vez, otro día más... un día cualquiera como hoy, mi familia sigue su ritmo, unos oyen musica, otros hacen cosas, conversan, comen... yo tengo mi propio silencio dentro de mi y me molesta que me hablen porque siento que tratan de distraerme de mi permanente pensamiento, quisiera decirles que se callen, que no me interesa lo que hablan… que no me importa lo que esta pasando a mi alrededor porque MI HIJO NO ESTA…

 El hartazgo que siento me seca la garganta, me condena en espíritu a querer que los días se acaben de una maldita vez para que se acabe el teatro cotidiano de tener que contener esta rabia, este dolor, esta agonía y fingir que vivo, que he sobrevivido a la muerte cruel de mi hijo... mi hermoso hijo, mi dulce hijo, MI HIJO.

Yo conozco el vacio, ese hueco en el pecho, esa sensación oscura y pesada que me ahorca, que tiene largos brazos que me aprisionan, que me aprietan asfixiándome lentamente, por eso cuando es domingo como hoy, cuando ya comienza a anochecer es cuando más ansío que se acabe el día, quisiera dejar escapar la rabia contenida en mi garganta, los miro a todos hablándome y yo solo quiero gritarles con todas mis fuerzas … por favor CALLENSE TODOS!!! Como dice mi amiga en el dolor Naku cuando me habla de su hijo Diego; “solo hablamos de los muertos que van… de los asesinatos de cada día, pero no hablamos de los que faltan, los que aún no han caído… deberíamos hablar de esos, deberíamos contarlos para ver si reaccionan…” tiene razón Naku, porque el que falta puede ser el tuyo... puede ser cualquiera, en esta carnicería humana nadie esta excento, nadie esta a salvo.

Hoy es 11 de agosto, el 25 de éste mes cumpliría año mi hijo, el 29 cumpliría el Negro mi siempre recordada y amadisima hermana… y ya solo hablo en tiempo pasado, en lo que ya no vuelve, en lo que pasó… quizás por eso el futuro es tan incierto y tan vacio para mi, tan sin luces, tan sin colores… tan nada.

Asi como la era cristiana se divide en antes y después de Cristo, mi vida se divide en un antes y un después de ti hijo mío… mi niño lindo, cuanto te amo!!!